Ha florecido el desdén en lo más profundo de unos huesos
que fueron descompuestos por un corazón que latía, pero no sentía.
Lágrimas resultado de una cobarde huida
en prodigiosa alegoría han convertido.
¡Sorprendente riqueza causó tu olvido!
(Con cuantiosas alas ha costado bailar).
Mi alma, en carne viva, tiritando tuve
Ser de exigua luz entre carne y hueso desvanecía.
Suspiros con sabor a corazón atragantado.
Infortunado el cuerpo cuya piel ha sido abrazada por la nimiedad de ser amado y más tarde, olvidado.